2 mayo 2024

3.2 Relación de las personas con discapacidad con la práctica deportiva

2.1.- Beneficios de la práctica deportiva para las personas con discapacidad

El turismo y el ocio se han convertido en elementos básicos de nuestra sociedad, y el derecho a disfrutarlo es un indicador de calidad de vida y un elemento de integración social, igual que lo es el derecho a la educación o al trabajo.

Es comúnmente aceptado por la sociedad el valor esencial que el deporte representa en el desarrollo integral de la persona, tanto en el aspecto físico como en el psíquico o social, posibilitando un equilibrio entre estos tres aspectos de la personalidad del ser humano. En el caso de las personas afectadas por algún tipo de discapacidad, este valor y sus efectos son aún más claros y evidentes: los beneficios son básicamente los mismos que cualquier persona puede obtener si practica una actividad física habitualmente, pero multiplicados. La literatura médica, fisiológica y psicológica viene destacando desde hace mucho tiempo el papel relevante de las actividades físicas en la vida de las personas, produciendo una serie de beneficios que se podrían agrupar en 6 grandes bloques, recogidos por Ruiz (1999). A saber:

  • Físicos: las personas mejorarán su eficiencia física y fisiológica, su condición física, sus capacidades físicas fundamentales, su competencia para moverse. Pensemos en muchos deficientes mentales, cuya condición física es muy baja y su obesidad manifiesta; la práctica regular de ejercicio físico puede ser un estupendo medio de controlar el exceso de peso y de mejorar sus capacidades físicas; o en los individuos que participan en programas de desintoxicación del alcohol; la mejora de su condición física puede ser un excelente indicador de su mejora general en el programa.
  • Psicológicos: las personas que practiquen actividad física verán reducido su estrés y su ansiedad, mejorarán su nivel de actividad, se sentirán intelectualmente estimuladas, y su grado general de bienestar se verá favorecido; su autoconcepto y autoestima se verán recuperados y se sentirán más motivados para participar. Consideremos al niño inmigrante que no es reconocido en la clase por sus compañeros y que encuentra en el campo de deportes un medio en el que mostrar sus excelencias integrándose progresivamente. Un programa de Educación Física inteligentemente desarrollado puede hacerle recuperar el deseo de querer participar y de ser reconocido por el resto de sus compañeros, aceptando que es posible cambiar su condición.
  • Sociales: en la medida en que estos sujetos entren en contacto con un mayor número de personas, sentirán más confianza en sí mismos en estas situaciones; mejorarán su integración y su aceptación. En definitiva, se sentirán participes de un proyecto colectivo. Los sujetos psicóticos tienen verdaderos problemas para establecer relaciones con otros compañeros. La práctica deportiva puede ser un elemento rehabilitador de primer orden, tanto para ellos como para los jóvenes catalogados de alto riesgo, que no han aprendido a responsabilizarse de su propio desarrollo. Los programas de Educación Física pueden servir como medio para desarrollar un sentimiento de responsabilidad que no poseen, como ha demostrado Hellison (1995).
  • Laborales. Es este un apartado al que solemos hacer poco caso y que, sin embargo, juega un papel muy relevante en nuestras vidas. La mejora de la disposición para el trabajo, la productividad, la satisfacción laboral, la disminución del absentismo, son aspectos que podrían verse muy favorecidos. Son muchos los sujetos con necesidades especiales que recuperan una competencia motriz que les permite sentirse útiles, capaces de desarrollar labores que en otras condiciones sería casi imposible llevarlas a cabo.
  • Funcionales: suponen para estas personas la mejora de la autonomía y la autosuficiencia, la capacidad de desenvolverse de forma autónoma en las actividades de la vida cotidiana. Estas actividades para un parapléjico, o para una persona ciega, son de una importancia vital, de ahí que el ser capaz de moverse con competencia a pesar de su discapacidad, es un beneficio al que la práctica de actividades físicas puede contribuir.
  • Recreativos: puede suponer para ellos la participación, el disfrute, el interés o el éxito. Son numerosos los ejemplos en los que encontramos personas con dificultades y necesidades especiales que, una vez que han saboreado la práctica, se convierten en adeptos a la misma, e incluyen este tipo de actividades en su estilo de vida.

Y si nos centramos en las actividades en la naturaleza, debido a sus características intrínsecas, las mismas se convierten en una poderosa herramienta para la consecución de:

  • Socialización de los discapacitados.
  • Integración, a través del trabajo en equipo.
  • Beneficios por vivir experiencias gratificantes, que repercuten positivamente en su relación familiar y social.
  • Incremento del bagaje de experiencias.

Desarrollo de habilidades básicas y de los sentidos.

  • Etc.

2.2.- La importancia de la práctica deportiva para la autonomía personal e integración social de personas con discapacidad

a. Autonomía personal

Están ampliamente reconocidos los efectos beneficiosos que la práctica de actividad física aporta a las personas con discapacidad en materia de autonomía. Los aspectos intrínsecos del deporte de afrontar retos, superación de obstáculos, esfuerzo personal, etc., son extrapolables a la vida cotidiana del discapacitado, y la transferencia positiva de los mismos tendrá unos resultados que podrán mejorar incluso a los obtenidos a través de ciertas medidas médico-farmacológicas (como hemos visto en el punto anterior).

Estos beneficios, que se dan en los 6 grandes bloques de que hablábamos antes (beneficios físicos, psicológicos, sociales, laborales, funcionales y recreativos), mejorarán la autonomía del deportista discapacitado, e incidirán en el deportista en función de su discapacidad.

Así lo asegura Álvarez (2013), presidente de la Federación Española de Personas con Discapacidad Física, vicepresidente del Comité Paralímpico Español, y discapacitado en silla de ruedas: el deporte para discapacitados “sobre todo alimenta la calidad de vida. Te permite más autonomía para andar con la silla de ruedas o afrontar una cuesta. Cualquier discapacidad física tiene una mejora con la práctica del deporte que no le da ningún fisioterapeuta en una camilla”.

Pero la autonomía de las personas con discapacidad debería abarcar aspectos más amplios, como aseguran Tello y Sancho (2013), quienes afirman que la autonomía va más allá de aprender a realizar correctamente las actividades de la vida diaria y de desarrollar unas habilidades sociales que permitan a las personas desenvolverse en la sociedad. La búsqueda del mayor grado de autonomía posible es pura y llanamente una cuestión de derechos, y en el caso de personas con discapacidad psíquica se hace necesario trabajar la concienciación y la reflexión crítica para conseguir que estos sean interiorizados por ellas.

Sin embargo, todavía deben superarse muchas barreras. Es necesario posibilitar que las personas con alguna discapacidad tengan acceso a las instalaciones deportivas y recreativas, e introducir actividades físicas adaptadas que motiven y fomenten la participación mediante fines rehabilitadores y/o terapéuticos, recreativos y/o competitivos para las personas con diferentes tipos de minusvalía.

b. Integración social

Tanto las actividades físico-deportivas como las de ocio y tiempo libre posibilitan un mayor acercamiento mutuo entre las personas afectadas por alguna discapacidad y la sociedad en general. Por otra parte, se facilita una imagen mucho más cercana y “normalizada” de estas personas que practican la competición deportiva ajustándose a reglas establecidas, o que comparten agradablemente su tiempo de ocio con los demás. Asimismo, los discapacitados consiguen un estímulo mayor al sentirse parte del conjunto general (Arráez, 2011).

Igual que las demás, las personas discapacitadas tienen una fuerte necesidad de ser aceptadas por sus compañeros. Los programas deportivos pueden proporcionar esa posibilidad de facilitar la aceptación. Los practicantes se reúnen habitualmente para la preparación de la competición en la que aprenden y desarrollan sus capacidades cognitivas y deportivas. Como miembro de un equipo, se comparten las frustraciones y fracasos, la excitación y los logros, se hacen nuevas amistades y cada persona aprende la importancia que tiene en el grupo, obteniendo la satisfacción de formar parte de un equipo.

Como la aceptación social es tan importante, uno de los objetivos de cualquier programa deportivo debe consistir en desarrollar conductas socialmente deseables utilizando adecuadamente el autocontrol, la cortesía, la lealtad, la consideración hacia los demás, el respecto y el sentido de la cooperación. Estas conductas potencian la deportividad y una relación más armónica, ayudándole a disfrutar aún más de la integración social con su familia y sus amigos cuando asiste a los acontecimientos deportivos o los ve por televisión.

El éxito social también se aprende, así que, cuantas más oportunidades para la integración, mayor será la capacidad para lograrlo. Los programas deportivos ofrecen diversión y emoción que pueden ser compartidas con los compañeros, así como la satisfacción de los premios personales y sociales.

2.3.- Toma de conciencia de los sentimientos, actitudes y prejuicios hacia personas con discapacidad previos a la práctica deportiva. Valoración de posibilidades individuales.

A pesar de lo mucho que se ha avanzado en los últimos años y décadas en la normalización de personas con discapacidad en la sociedad, todavía quedan muchas barreras por franquear. Y muchas veces las barreras, aparte de arquitectónicas o físicas, son psicológicas y sociales.

Desde la elección de términos adecuados para describir a los discapacitados hasta el tratamiento directo con los mismos, se denota una falta de conocimiento sobré cómo actuar correctamente. Lo más curioso es que siguen siendo personas, y como a cualquier persona le gusta que se le trate de forma natural.

¿Se han superado realmente los prejuicios hacia las personas con discapacidad? Muchas veces caemos en una falsa sensación de lástima hacia los discapacitados, y nos quedamos en lo evidente, su discapacidad, y en lo que no pueden hacer. Pero tenemos que ser conscientes de que el hecho de no puedan desarrollar una faceta de su vida como el resto conllevará que en otras facetas, quizá no tan evidentes, esta persona podrá desarrollar y desarrollará potenciales superiores a lo que solemos considerar “normales”

Cuando se habla de una persona con discapacidad, a veces parece que su discapacidad anula el resto de capacidades. Es decir, una persona puede tener algún problema debido a su discapacidad para hacer una tarea, pero sin embargo, puede tener y la tiene una gran capacidad para otras. Sin embargo, etiquetamos a las personas según sus capacidades: a ellas las nombramos por lo que no pueden hacer o por la limitación y no la tomamos en cuenta como personas, valorando lo que pueden llegar a hacer.

Desde una persona ciega que ha mejorado enormemente el funcionamiento de otros sentidos (principalmente oído y tacto), hasta una persona en silla de ruedas (que a pesar de su parálisis en la piernas tiene un desarrollo extraordinario del tren superior), pasando por discapacitados motrices que parece que no pueden ni saben hablar debido a la parálisis de los músculos relacionados con la función del lenguaje (pero ello no tiene por qué impedir una función cerebral incluso superior a la media), nos encontramos con infinidad de ejemplos de discapacitados que han optado por hacer de su discapacidad una oportunidad para mejorar en otras facetas de la vida. Quizá, tras reconocer esta realidad, lleguemos a entender que la superación de barreras tiene mucho que ver con aprovechar las condiciones que se dan en una discapacidad.

2.4.- Reconocimiento y uso fundamental del material deportivo específico y las ayudas técnicas básicas

En cuanto al uso de materiales deportivos, y tratando con ciegos, se deben realizar algunas adaptaciones en el espacio como la utilización de líneas táctiles o la colocación de cintas adhesivas que faciliten orientar la trayectoria del móvil. También es importante que la iluminación sea uniforme evitando cambios bruscos de luminosidad y minimizar las fuentes sonoras si se utilizan elementos como el balón de cascabeles. Es importante que el entorno dé sensación de seguridad por lo que se acolcharán o protegerán los obstáculos. El material debe ser de color contrastado y disponer de señales acústicas para su reconocimiento. Utilizar materiales blandos cuando sea posible en la fase de aprendizaje. Para la práctica deportiva permitir el uso de gafas o lentes visuales siempre que no suponga un riesgo.

Para discapacitados auditivos, las ayudas en la mayoría de los deportes se basan en señales luminosas o visuales para indicar el inicio, parada o finalización de actividades. Es importante atenuar los sonidos de fondo en el recinto deportivo y evitar que la luz deslumbre al deportista. También es relevante que los deportistas puedan ver un marcador con el resultado en tiempo real durante la práctica deportiva.

En actividades deportivas relacionadas con discapacitados psíquicos no existen modificaciones significativas en el material. Se utilizan refuerzos en la actividad deportiva con colores, sonido y material de apoyo. También es común la figura del profesor de apoyo o colaborador que facilite la comprensión de instrucciones verbales.

En relación a los discapacitados físicos, es importante que el espacio no sea deslizante ya que puede causar caídas o ineficacia de movimiento de las sillas de ruedas. Se suelen utilizar bastones y andadores para los problemas de equilibrio y en cuanto a las sillas de ruedas es conveniente que tengan angulación adecuada de manera que haya una inclinación hacia el exterior de las ruedas de impulsión. Hoy en día existen sillas de ruedas específicas al deporte a practicar. En las actividades conjuntas las sillas deberán tener un cubre radios para evitar lesiones.

La utilización de prótesis en deportistas amputados mejora susceptiblemente sus resultados deportivos hasta el punto de cuestionarse si en algunos casos no solo suple el miembro amputado sino que mejora el rendimiento convencional como el sistema flex-foot. No siempre se hace uso de la prótesis en actividades deportivas. En ocasiones la prótesis supone un estorbo y en otras modalidades como la natación no está permitida.

Precisamente estos dos últimos párrafos hacen referencia a las ayudas técnicas, que son los elementos que relacionan el deporte adaptado y la ortopedia. Podríamos definir una “ayuda técnica” como “aquellos instrumentos, dispositivos o herramientas que permiten, a las personas que presentan una discapacidad temporal o permanente, realizar actividades que sin dicha ayuda no podrían ser realizadas o requerirían de un mayor esfuerzo para su realizaciyn” (Perona, 2006) .

La ayuda técnica ayudará a reducir o eliminar la diferencia que se da en una persona con discapacidad, reduciendo a la vez su desventaja social. Estos elementos y adaptaciones son los que, en función del grado de discapacidad y la actividad a realizar, permitirán a las personas con discapacidad el acceso al deporte.

Nos encontramos fundamentalmente con 2 tipos de ayudas técnicas: órtesis (dispositivo externo al cuerpo) y prótesis (sustitución de una parte del cuerpo por un aparato o pieza artificial).

Históricamente se produjo un gran desarrollo de las ayudas técnicas tras la II Guerra Mundial: el elevado número de mutilados y la presión ejercida por sus asociaciones llevó a los dirigentes a buscar formas de paliar las consecuencias de la guerra. Este impulso a las ayudas técnicas coincide con los primeros datos que tenemos de la práctica de deportes.

Al final de la década de 1940 se comenzaron a realizar los primeros juegos de deporte en silla de ruedas, llegando a internacionalizarse en la década de los 50 (con diversos excombatientes de la II Guerra Mundial). En 1960 se celebra la primera Paralimpiada en Roma, y durante los años 70, desde los Estados Unidos, se busca dar solución a los problemas tecnológicos suscitados por las diferentes discapacidades; entendamos tecnología no sólo como ordenadores y microprocesadores, sino también como el estudio y desarrollo de nuevos materiales y el diseño de las ayudas técnicas para discapacitados.

Teniendo en cuenta la amplísima variedad de ayudas técnicas existentes (casi tantas como diferentes discapacidades, y son muchas…), podemos decir que las más relacionadas con el deporte adaptado están relacionadas con las personas con discapacidad física, y son las prótesis y las sillas de ruedas:

Prótesis: podríamos definirla como cualquier aparato utilizado como sustituto parcial o total de un órgano, un miembro o una parte del mismo. En las personas con amputaciones se tiende a utilizar nuevos materiales en la construcción de las mismas, como fibra de carbono, aluminio, termoplásticos y titanio de gran resistencia y poco peso. Las nuevas tecnologías permiten el desarrollo de sistemas de fijación cada vez más cómodos y seguros, y la utilización de métodos de diseño asistidos por ordenador. El desarrollo de técnicas relacionadas con las prótesis ha dado como resultado una optimización del rendimiento de las mismas, como los pies de almacenamiento de energía (que acumulan la fuerza durante la fase de apoyo para devolverla al inicio de la fase de balanceo), los cilindros hidráulicos de alta actividad (que facilitan un movimiento más natural del miembro amputado), tobillos dotados de articulaciones (que permiten un apoyo perfecto del pie incluso en superficie irregular), sistemas de absorción de movimientos de torsión (que se producen en las acciones de algunos deportes), y prótesis destinadas a su uso en deportes acuáticos.

Sillas de ruedas: siendo considerada la principal ayuda técnica, la silla de ruedas ha evolucionado en cincuenta años de ser un símbolo de limitación y barreras, a significar autonomía en la actualidad, aunque sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando el rey Felipe II se hizo construir la primera silla de ruedas de la que se tiene constancia en Europa. Al igual que las prótesis, las sillas de ruedas se han visto beneficiadas por un desarrollo en los materiales de construcción, pasando de la madera artesanal de sus inicios, por el acero al producirse en serie, hasta la actualidad con materiales más ligeros y resistentes, como el aluminio, el titanio y la fibra de carbono. Del mismo modo, las mejoras tecnológicas también han afectado a componentes de las sillas de ruedas, como los radios de las ruedas (más ligeros y menos unidades, más resistentes, y utilizando ruedas lenticulares en fibra de carbono para determinadas actividades), los neumáticos (con menor resistencia a la fricción y diferentes tipos de neumáticos en función de la superficie de competición), el tapizado del asiento (en materiales que reducen la fricción y se ajustan a las medidas del deportista), y los sistemas de suspensión (que aumentan la estabilidad tanto en rueda trasera como delantera). Además, los diferentes diseños de las sillas en su conjunto se personalizan y se adaptan a la práctica de los distintos deportes para aumentar el rendimiento y la seguridad durante la práctica. La continua investigación, desarrollo y aparición de nuevas tecnologías aplicadas a las ayudas técnicas para el deporte adaptado auguran un futuro muy prometedor en cuanto a resultados, modalidades deportivas beneficiadas, discapacidades reducidas, etc. Y todo ello también repercutirá en una mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad, tanto por la facilitación en el acceso a actividades deportivas, como por la normalización en sus actividades cotidianas.

2.5.- Terminología y técnicas de comunicación según discapacidad

Para el uso del lenguaje más apropiado en el caso de la discapacidad es conveniente enumerar una serie de consignas a tener en cuenta a este respecto, esenciales para entender la nueva construcción social (Álvarez, R. et al., 2013):

  • Naciones Unidas recomienda emplear la expresión persona con discapacidad, dado que evita sustantivar lo que es un adjetivo. Se impone pues la designación de “persona con discapacidad física, intelectual, mental o sensorial”. Quien presente una determinada discapacidad será “persona con discapacidad”.
  • Las personas con discapacidad no son “personas especiales”, por lo que lleva de connotación este término. “Todas las personas son únicas por lo que todas las personas son especiales”.
  • Se recomienda emplear el término persona sin discapacidad, nunca “persona normal”.
  • Se hablará de autonomía personal para hacer referencia al derecho que tiene una persona a decidir cómo, dónde y con quién quiere vivir. Para ello, las personas con discapacidad demandan los medios que les permitan llevar a la práctica este principio: la asistencia personal y las ayudas técnicas necesarias.
  • Se empleará persona en situación de dependencia, y no “dependiente”.
  • Ayudas técnicas o productos de apoyo: se refieren a cualquier recurso, equipamiento, herramienta, accesorio, dispositivo, utensilio, técnica, servicio, estrategia o adaptación que posibiliten la autonomía para la vida diaria de una persona con discapacidad.
  • Discapacidad congénita. Cuando una persona tiene una discapacidad de nacimiento. Hay que evitar emplear términos como «defecto», «defecto de nacimiento» o «defectuoso». Puede decirse «tiene una discapacidad congénita» o «una discapacidad desde su nacimiento».  
  • Es preferible optar por palabras neutras como “presentar”, “manifestar”, “concurrir”,
    etc., que no prejuzgan el hecho de tener discapacidad. “Sufre de”, «afligido o afligida por», «afectado o afectada por,» «víctima de» no son apropiados porque no todas las personas con discapacidad sufren, están afectadas o son víctimas. Es recomendable simplemente expresar el hecho: “tiene una paraplejia” y no “sufre una paraplejia”. Hay que abstenerse de hacer uso de verbos como “padecer”, “sufrir”, “aquejar”, “afectar”, “postrar”, entre otros, referidos a la discapacidad, que significan humillar, rendir, enflaquecer. (Un mal ejemplo: “En España, 50.000 menores padecen autismo”).
  • No confundir “accesible” (que tiene acceso) con “asequible” (que puede conseguirse).

Existen una serie de términos considerados más adecuados a la hora de hablar de discapacidad física:

– Persona con discapacidad motriz o motora.

– Persona con discapacidad física.

– Persona con discapacidad orgánica.

– Persona con movilidad reducida.

– Usuario o usuaria de silla de ruedas.

– Persona de talla baja (para personas con acondroplasia o enanismo óseo). – Persona con parálisis cerebral.

Técnicas de comunicación con personas con discapacidad física:

– Al hablar con una persona con discapacidad física, en caso de hacer una entrevista, procurar situarnos a la misma altura (física) que la persona entrevistada (por ejemplo, sentado si la otra persona está en silla de ruedas).

– Intentar también que los lugares elegidos sean completamente accesibles para una persona con movilidad reducida, y considerar las características que tendrá la cavidad para que supongan un reto asequible y no inalcanzable.

Del mismo modo, encontramos los siguientes términos a utilizar en lo relativo a discapacidades sensoriales:

  • Ciego, ciega o persona con discapacidad visual, pero no «invidente».
  • Perro guía se escribirá separado y sin guion.
  • Sordoceguera y persona sordociega, que se escribirán juntas.
  • Braille, sistema de lectura y escritura para las personas ciegas. El nombre viene de Louis Braille, su creador.
  • Las personas con discapacidad auditiva utilizan medios de apoyo a la lengua oral o bien la lengua de signos, por lo que no siempre hay que deducir que todas se comunican en lengua de signos.
  • Para referirse a las personas con discapacidad auditiva, se pueden utilizar otros términos, como: persona sorda, persona con sordera, nunca usar el término “sordomudo” o “sordomuda”, porque la discapacidad auditiva no siempre va unida con dificultades en el habla.
  • Para reseñar las ayudas técnicas que utilizan las personas sordas hay que emplear la terminología adecuada: prótesis auditiva, ya sea audífono o implante coclear, no usar “sonotone”.
  • Se dirá intérprete de lengua de signos.
  • No utilizar lenguaje de signos, y sí lengua de signos.
  • No usar el término “cultura sorda” o “comunidad sorda”, pues no todas las personas participan de esta concepción.

Técnicas de comunicación con personas con discapacidad visual:

> Al dirigirnos a una persona ciega deberíamos colocarnos frente a ella (si es posible) para captar mejor su atención, y decir su nombre al principio de la frase para que reconozca que nos referimos a él/ella.

> Procurar ser muy descriptivos en lo que queremos transmitir, pues será difícil que capten nuestra comunicación no verbal (postura corporal, expresiones faciales, movimientos con las manos, etc.).

> Emplearemos predominantemente señales sonoras para transmitirles los posibles feedback, y las orientaciones las haremos en función de su propia situación.

> Intentar reducir los ruidos del ambiente para facilitar su captación de mensajes.

> No temer utilizar frases como “¿cómo lo ves?” o “¿cuál es tu punto de vista? ” hacerlo de forma natural ayudará en la normalización de la interacción con esa persona.

> No utilizar informaciones escritas para trasmitir información, pues en el mejor de los casos necesitaría una fuente de letra muy grande para poder diferenciar las palabras. Hay que considerar si tratamos con personas con discapacidad visual (que conservan todavía un resto de visión útil para su vida diaria: desplazamiento, tareas domésticas, lectura, etc.) o con ceguera total.

> Manipular su cuerpo para que interioricen los movimientos que tienen que realizar.

> Acercar sus manos a un objeto, superficie, formación, etc., para que puedan conocer por el tacto texturas, formas, tamaños, etc.

Técnicas de comunicación con personas con discapacidad auditiva:

> Debemos cuidar y prestar atención a los gestos, tanto del técnico como del alumno. Si se utiliza una adecuada expresividad corporal, no tendremos ningún problema.

> Los feedbacks que se proporcionen al alumno deben tener un alto contenido gestual. > Cuando hablemos con él, procurar hablarle a la cara: en la mayoría de los casos saben leer perfectamente los labios.

> En caso de contar con intérprete de lengua de signos, no preocuparnos si al hablar no nos mira a nosotros, y asegurarnos de que tiene buena comunicación visual con dicho intérprete.

> En la comunicación al aire libre, procurar evitar que el sol esté a nuestra espalda, pues puede deslumbrar al alumno, dificultando con ello que pueda interpretar lo que intentamos comunicarle.

Los términos correctos para el uso del lenguaje relacionados con las discapacidades psíquicas son:

  • Persona con discapacidad intelectual.
  • Persona con síndrome de Down. El síndrome de Down hace referencia a una anomalía del cromosoma 21 que es responsable de alteraciones en el desarrollo físico, intelectual y del lenguaje. Una persona con síndrome de Down no tiene una enfermedad, ni “está afectada”, ni es “mongylica”, ni “subnormal”.
  • Persona con trisomía 21. En genética, una trisomía es la existencia de un cromosoma extra en un organismo.
  • Evitar términos sobreprotectores e infantiles para dirigirse a personas adultas, como chicos, chicas, chavales, chavalas, etc.
  • Enfermedad mental: para dirigirse a una persona diagnosticada con una enfermedad mental se recomienda emplear los siguientes términos: persona con enfermedad mental, persona con problemas de salud mental, persona con discapacidad consecutiva a una enfermedad mental, persona que tiene esquizofrenia, persona que tiene depresiones, persona con trastorno mental grave.
  • En referencia a los lugares, emplear centro de salud mental, centro de día, casa hogar… En vez de “internamiento psiquiátrico” se dirá “ingreso hospitalario”.
  • No asociar enfermedad mental grave a comportamiento peligroso y delictivo.
  • Evitar términos que etiquetan a las personas sustantivando su condiciyn: “loco”, “desequilibrado”, “perturbado”, “demente”, “psicypata”, “esquizofrénico”, “paranoico”, “depresivo”, “maníaco”, “anoréxico”, “psicytico”, etc.

Técnicas de comunicación con personas con discapacidad psíquica:

  • Es bastante frecuente que no interpreten correctamente aquello que les queremos transmitir, por lo que es extraordinariamente importante la paciencia a la hora de realizar las posibles indicaciones.
  • Utilizar feedbacks muy breves, claros y concisos, y establecer medidas para comprobar que lo han aprendido.

2.6.- Técnicas básicas de recogida de información en relación a las características de los deportistas con discapacidad

Al planificar y poner en práctica las sesiones diseñadas, independientemente de las características que presenten nuestros alumnos, es de vital importancia, conocer las características, posibilidades y limitaciones que tiene el alumnado con el que vamos a trabajar.

En este bloque, veremos qué aspectos hemos de tener en cuenta, así como una útil herramienta de consulta rápida por si en algún momento puntual precisamos saber las pautas de atención o las consideraciones específicas a tener en cuenta con nuestro alumnado.

La Ficha de Evaluación Inicial es una herramienta en la que se recopilará de forma breve y concisa toda la información útil y necesaria que debemos conocer para a la hora de desarrollar nuestras funciones, asegurando la mayor calidad posible en nuestras sesiones.

Características principales de la ficha de información inicial:

* La información debe recogerse de forma breve y concisa, para que sea lo más operativa posible, con lo que el tamaño de cada ficha no debe exceder de un folio.

* Debemos evitar que en la ficha tengamos exceso de información.

* Debemos de intentar que una misma ficha sea útil para todo el alumnado, independientemente de sus características personales.

* Dependiendo de las características que presenten nuestros alumnos, la ficha la rellenarán ellos o sus padres/tutores.

* En la ficha debemos recoger las características, posibilidades, limitaciones y pautas de actuación en los casos que se nos puedan presentar (ataques epilépticos, bajada de azúcar, etc.).

* Debemos incluir un pie de página en la que se comprometan a que los datos expuestos son veraces y que en caso contrario, asumen las posibles responsabilidades derivadas de la falsedad de estos datos.

* Las fichas serán rellenadas y entregadas al técnico antes de que comience la primera de las sesiones.

* En caso de que algún alumno presente alguna patología importante, sería recomendable que presentara algún justificante médico en el que se incluyan sus características, posibilidades y limitaciones.

Partiendo del hecho de que no existe un modelo único ni cerrado de ficha de información inicial, el diseño de la misma dependerá también de los siguientes factores:

  • Tipo de actividad que vamos a desarrollar.
  • Edad y características generales del grupo al que nos vamos a dirigir.
  • Duraciyn del programa de actividad física que vamos a plantear (curso académico, actividad puntual, campaña de verano…).
  • Número de alumnado con el que vamos a contar.
  • Grado de conocimiento que tenemos con nuestro alumnado.

En función de un análisis de todo lo anterior y de aquellos parámetros que precisemos conocer, debemos desarrollar nuestra particular ficha de evaluación inicial, en la que incluiremos los ítems que estimemos más oportunos, no obstante y a modo de ejemplo, algunos ítems que podemos incluir son los siguientes:

Nombre del alumno.Teléfono de contacto en caso de emergencia.¿Practica actividad física habitualmente? ¿Con qué frecuencia?¿Presenta el alumno algún tipo de discapacidad reconocida?¿Posee alguna patología que deba ser conocida por el técnico a la hora de diseñar y poner en práctica las sesiones de actividad física?En caso afirmativo, ¿puedes_ describir las características de esta patología? ¿Debe conocer el
técnico algunas pautas de actuación ante algún tipo de crisis o ataques frecuentes?¿Le ha recomendado el médico que haga algún tipo de actividad física específica o que tenga en cuenta algunas limitaciones? Si tiene algún parte médico, debe adjuntar fotocopia.¿Toma algún medicamento? ¿Debe ser suministrado antes, durante o después de una práctica de actividad física?Debemos realizar algún tipo de cuestiones relacionadas con la actividad que se vaya a desarrollar (nivel en la actividad en cuestión, años que lleva practicando esa actividad, si ha participado en algún programa de actividad física anterior,…)

Al final del documento debemos incluir un pie similar al siguiente: “……… « « padre/madre/tutor o el mismo alumno en caso de ser mayor de edad, y con plena capacidad legal, afirmo que todo lo expuesto anteriormente es veraz y que no omito ningún tipo de información que pueda ser importante para no agravar mis condiciones de salud mediante la práctica regular de actividad física”.

2.7.- Condicionantes derivados de un tipo de discapacidad para la práctica físico deportiva

Hay diversos aspectos relacionados con la actividad física (control motor, sobrepeso, desarrollo físico, interacción social, etc.) que se verán alterados de forma diferente y concreta en función de la discapacidad que vayamos a tratar.

Discapacidades físicas

Lesiones medulares:

La lesión medular tiene una serie de consecuencias físicas que deben ser tomadas en consideración en el proceso de entrenamiento:

– Osteoporosis y osteoartritis producidas por la inmovilidad y atrofia muscular.

– Disfunciones urinarias que producen infecciones y pueden dañar el aparato urinario. Se recomienda vaciar el colector de orina previo a la práctica deportiva.

– La alteración del sistema nervioso simpático y la falta de grandes grupos musculares provoca hipotensión y dificulta el retorno venoso. Por ello es importante realizar un buen calentamiento y vuelta a la calma en las sesiones de entrenamiento.

– Deterioro sensorial. Pérdida del sentido del tacto, dolor, temperatura por debajo de la lesión. Se pueden producir lesiones que pasan desapercibidas por el sujeto.

– Se debe evitar sobreentrenar los grupos musculares que habitualmente se utilizan para la vida diaria realizando un trabajo equilibrado de fuerza y flexibilidad.

Parálisis cerebral:

– Es importante recordar que tienen patrones de movimiento anormales, realizan movimientos involuntarios y presentan falta de coordinación, falta de equilibrio, fatiga, fuerza funcional ineficiente y espasticidad (músculos tensos y rígidos).

– Tener en cuenta otras posibles alteraciones asociadas como problemas del habla, comunicación, problemas cognitivos.

– Ser consciente de que no tiene que haber una relación directa entre babeo o alteraciones del habla con discapacidad intelectual.

– Actuar de forma diversa en los calentamientos si la musculatura es espástica (excesiva tensión muscular – estiramientos estáticos mantenidos) o atetósica (movimientos involuntarios, continuos y descoordinados, fundamentalmente en cabeza y extremidades – relajación, por estar en constante movimiento).

– Controlar el entorno de entrenamiento para minimizar los posibles daños por movimientos involuntarios o reflejos. Evitar los ambientes fríos.

– Introducir trabajos seriados que permitan intervalos de descanso, evitando así la fatiga y el stress muscular. Si hay falta de equilibrio intercalar el trabajo con ejercicios sentado o tumbado.

– Establecimiento de metas deportivas realistas que desarrollen la autoestima y aumenten la motivación.

Amputaciones:

Las personas amputadas suelen llevar una vida prácticamente normal gracias al uso de las prótesis. Generalmente se requiere un periodo de adaptación y aprendizaje. Desde el punto de vista deportivo la evolución tecnológica de las prótesis ha permitido una mejora destacable en los resultados deportivos.

Como entrenadores, deberemos planificar acciones encaminadas a disminuir posibles aspectos psicosociales como sentimiento de vergüenza, inferioridad o ansiedad del deportista.

Discapacidad sensorial visual:

Es muy importante diferenciar las discapacidades visuales congénitas de las adquiridas, ya que ambas difieren mucho en su repercusión de la actividad física. El hecho de haber tenido experiencias previas con la actividad, o conocer la forma, tamaño y características físicas de una zona deportiva, material, etc., puede resultar de utilidad a la hora de explicar aspectos de dicha actividad para facilitar la comprensión por parte del deportista.

Los invidentes suelen presentar habitualmente un tono muscular elevado, una mayor dificultad del control del centro de gravedad y vicios posturales. Todo ello condiciona la postura apareciendo alteraciones en la columna y una marcha atípica.

Por lo general los invidentes llevan una vida más sedentaria que puede provocar sobrepeso, además existen otros factores socio afectivos que suponen una barrera para la actividad física como la sensación de aislamiento, falta de confianza en sí mismo o temor al movimiento.

Hay que tener en cuenta algunas consideraciones especiales que no hacen recomendable la práctica de determinadas acciones deportivas, como el levantamiento de pesos en lesiones de retina que pueden producir un empeoramiento de la visión.

Discapacidad sensorial auditiva:

Una pérdida auditiva supone una pérdida paralela de comunicación con el entorno, por lo que se pueden llegar a observar conductas de falta de integración social en forma de episodios de agresividad, abandono, absentismo, etc., si la comunicación no es buena.

No obstante, desde el punto de vista del desarrollo motor los niños con discapacidad auditiva presentan el mismo desarrollo que los niños sin discapacidad salvando una disminución en su capacidad de reacción. Se observan alteraciones a nivel motor cuando la lesión esta en el oído interno afectando el sentido del equilibrio y la coordinación general. También se ve alterada la marcha que no guarda una línea al caminar. Esto es debido a la necesidad de estar mirando constantemente al entorno perdiéndose las referencias lineales.

Los sordos totales presentan una mayor deficiencia motora con baja estructuración espacio- temporal, deficiente equilibrio y agilidad. También se observa una menor condición física ya que emplean gran parte de sus energías en comunicarse.

Discapacidades psíquicas

– Las personas con discapacidad intelectual tienen niveles más bajos de resistencia cardiorrespiratoria y frecuencias cardiacas máximas más bajas.

– Evitar trabajos de fuerza con peso libre por motivos de seguridad.

– El trabajo de flexibilidad en individuos con Síndrome de Down deberá tener en cuenta su hiperlaxitud articular y su hipotonía muscular.

– Evitar acciones deportivas explosivas que puedan dañar la estructura ósea produciendo fracturas. Los individuos con Síndrome de Down padecen de osteoporosis.

– Realizar instrucciones sencillas y enseñar patrones de movimiento básicos, fomentando la interrelación y la motivación.

Discapacidad sensorial visual:

Es muy importante diferenciar las discapacidades visuales congénitas de las adquiridas, ya que ambas difieren mucho en su repercusión de la actividad física. El hecho de haber tenido experiencias previas con la actividad, o conocer la forma, tamaño y características físicas de una zona deportiva, material, etc., puede resultar de utilidad a la hora de explicar aspectos de dicha actividad para facilitar la comprensión por parte del deportista.

Los invidentes suelen presentar habitualmente un tono muscular elevado, una mayor dificultad del control del centro de gravedad y vicios posturales. Todo ello condiciona la postura apareciendo alteraciones en la columna y una marcha atípica.

Por lo general los invidentes llevan una vida más sedentaria que puede provocar sobrepeso, además existen otros factores socio afectivos que suponen una barrera para la actividad física como la sensación de aislamiento, falta de confianza en sí mismo o temor al movimiento.

Hay que tener en cuenta algunas consideraciones especiales que no hacen recomendable la práctica de determinadas acciones deportivas, como el levantamiento de pesos en lesiones de retina que pueden producir un empeoramiento de la visión.

Discapacidad sensorial auditiva:

Una pérdida auditiva supone una pérdida paralela de comunicación con el entorno, por lo que se pueden llegar a observar conductas de falta de integración social en forma de episodios de agresividad, abandono, absentismo, etc., si la comunicación no es buena.

No obstante, desde el punto de vista del desarrollo motor los niños con discapacidad auditiva presentan el mismo desarrollo que los niños sin discapacidad salvando una disminución en su capacidad de reacción. Se observan alteraciones a nivel motor cuando la lesión esta en el oído interno afectando el sentido del equilibrio y la coordinación general. También se ve alterada la marcha que no guarda una línea al caminar. Esto es debido a la necesidad de estar mirando constantemente al entorno perdiéndose las referencias lineales.

Los sordos totales presentan una mayor deficiencia motora con baja estructuración espacio- temporal, deficiente equilibrio y agilidad. También se observa una menor condición física ya que emplean gran parte de sus energías en comunicarse.

2.8.- Los programas de iniciación y difusión de la práctica deportiva para personas con discapacidad

Dentro de los programas de actividad física adaptada, y centrándonos más en los programas de iniciación que en los de rendimiento y tecnificación deportiva, nos podemos encontrar que los mismos fomentan la difusión de la práctica deportiva para personas con discapacidad en diferentes ámbitos (Ríos, 2003):

Educativo: el objetivo es lograr el desarrollo integral del alumno ofreciéndole una actividad física lo más normal posible con adaptaciones curriculares, llegando incluso a ser significativas. Se utilizan las tareas habituales de Educación Física como medio de mejora de la salud psicosocial del alumno.

Deportivo: en este ámbito se deben diferenciar, como hemos hecho al comienzo de este apartado, entre los programas de promoción del deporte y el juego frente a los programas de tecnificación y rendimiento deportivo.

Terapéutico: actividad física se plantea como instrumento de rehabilitación y reeducación de personas con discapacidades habitualmente traumáticas e ingresadas en centros hospitalarios. El programa Hospi Sport, destinado a dar a conocer el deporte adaptado, es un ejemplo para personas ingresadas hospitalarias con movilidad reducida. El objetivo de este programa es la mejora de la salud, la recuperación de las capacidades físicas básicas, evitar el sedentarismo, y favorecer la reinserción social a través del deporte.

Recreativo: la utilización del tiempo de ocio se llevará a cabo mediante programas de actividad física a través de clubes, empresas deportivas especializadas, etc.

Preventivo: se concibe la actividad física como un elemento importante para el mantenimiento de la salud de la persona.

2.9.- Los principales deportes adaptados

Las personas con discapacidad pueden practicar la gran mayoría de deportes convencionales, y dependiendo del tipo de discapacidad se precisarán unas adaptaciones u otras.

Existen diversas modalidades deportivas adaptadas a las personas con discapacidad dependiendo de la misma:

  1. Deportes para discapacidades físicas
  2. Deportes para discapacidades sensoriales
  3. Deportes para discapacidades psíquicas

a) Deportes para discapacidades físicas

Atletismo

El conjunto de actividades que entran dentro del atletismo adaptado pueden comprender pruebas de carreras, saltos y lanzamientos, y aceptan modificaciones para que sea posible la participación de personas con los distintos tipos de discapacidad, adaptando los reglamentos para que los atletas encajen en una categoría determinada.

Simplificando, los dos grandes grupos serían deportistas ambulantes y deportistas en sillas de ruedas, y ambos grupos tendrían dos subgrupos: atletas con PC, y atletas con amputaciones, lesión medular, anomalías congénitas y lesiones neurológicas.

Baloncesto

El baloncesto en silla de ruedas nació en 1946, cuando algunos jugadores de baloncesto de EE.UU. sufrieron lesiones de guerra e idearon las modificaciones necesarias para la adaptación del deporte. Las reglas que se utilizan son las del baloncesto (5×5 jugadores, 4 cuartos de 10’, altura de la canasta 3’05m, pista de 28x15m, etc.), con adaptaciones específicas (p.e.: cuando un jugador está en posesión del balón sólo puede dar dos impulsos a su silla, bien hacia delante, bien hacia atrás, sin botar o pasar el balón; al dar el tercer impulso cometería una falta y sería sancionado).

Boccia

Es una modalidad de deporte para discapacitados físicos (discapacitados físicos graves, PC’s y personas en sillas de ruedas). El juego consiste en acercar lo máximo posible las bolas rojas o azules a la blanca (bola diana de 8’3cm). Hay 3 modalidades: individual, por parejas, y por equipos de 3 componentes. Cada jugador, pareja o equipo tiene 6 bolas (rojas o azules).

Las bolas se lanzan con la mano, con el pie, o en los casos más afectados con una canaleta. En este último caso el jugador indica mediante voz o gestos a su ayudante, colocado de espaldas al campo, la posición e inclinación de la canaleta. A continuación sujeta la bola en la parte superior de la canaleta y la lanza.

Ciclismo

El ciclismo adaptado comienza a utilizarse en 1944 como medio de rehabilitación en personas con movilidad reducida, y en 1988 fue deporte Paralímpico.

Hay 2 grandes grupos de práctica en función del tipo de bicicleta: ciclismo convencional (con cuatro clasificaciones funcionales que adaptan las bicicletas según las discapacidades), y el handcycling o “ciclismo manual” (se impulsan las bielas de la bici con las manos, sobre la rueda delantera).

Natación

La natación requiere una clasificación funcional y se establecen 10 categorías según sea su discapacidad y condición, siendo los de la S1 los más afectados y los de la S10 los más leves. Se puede practicar en los 4 estilos: libre, braza, espalda y mariposa. La mayor parte de las pruebas se engloba en distancias cortas y velocidad, no permitiéndose el uso de prótesis ni elementos asistenciales (únicamente material auxiliar o de apoyo, como manguitos o cinturones de seguridad). Las modificaciones del reglamento son mínimas.

Fútbol

Las adaptaciones del fútbol para personas con discapacidad física se dan en varias modalidades:

o Fútbol 7 para personas con PC, paralímpico desde 1984. No están permitidas las muletas, y está restringido a jugadores C5, C6, C7 y C8, debiendo haber en el campo en todo momento al menos un jugador de clase C5 ó C6 (si no se jugará con un máximo de 6 jugadores) y un máximo de dos jugadores C8.

o Fútbol en silla de ruedas (también llamado Power Chair): de reciente creación, y sin todavía establecerse algunos aspectos de su reglamento, consiste en atletas en sillas de ruedas que llevan parachoques para impulsar el balón e introducirlo en la portería contraria.

o Futman: fútbol sala para silla de ruedas, en el que se golpea el balón con una pieza de plástico con forma de pie agarrada en la mano y dos soportes a los lados de la silla de ruedas para dejarlos mientras se impulsa la silla.

o Fútbol para amputados: los jugadores de campo pueden tener dos manos pero una sola pierna (usando muletas), y los guardametas pueden tener dos piernas pero una sola mano. No se pueden utilizar las muletas ni el muñón para tocar el balón voluntariamente (se equipara a tocar el balón con la mano).

Deportes de invierno

Destaca en este grupo el esquí, y se diferencian 4 grandes grupos: monoesquí (una silla sobre un esquí y dos bastones o estabilos con esquís cortos en los extremos), biesquí (igual que el anterior, pero sobre dos esquís, lo que da más estabilidad y está dirigido a personas con mayores discapacidades), tres huellas (para personas con amputaciones, con un esquí normal y dos estabilos a los lados), y cuatro huellas (similar al anterior pero con dos esquís, y utilizando en ocasiones sujetadores que conecta las puntas de los esquís, impidiendo que éstos se crucen).

Otros deportes para personas con discapacidades físicas son esgrima, hípica, levantamiento de pesos, remo-piragüismo, tenis en silla de ruedas, tenis de mesa, tiro con arco, tiro olímpico, vela y voleibol sentados.

Además, también se puede practicar bádminton, bailes en silla de ruedas, fútbol para amputados, golf y slalom para personas con parálisis cerebral entre otros.

b) Deportes para discapacidades sensoriales

Goalball

Es el único deporte dentro del movimiento paralímpico creado para personas con discapacidad visual.

Los jugadores llevan antifaces opacos para igualar la visibilidad de todos ellos. Dos equipos de 3 jugadores se sitúan uno a cada lado de la pista de 18x9m (como la de voleibol), y en ambos fondos hay dos porterías de 9m de ancho y 1’3m de alto. La pista se divide en seis áreas, y las líneas están marcadas en relieve para que sean reconocibles al tacto y facilitar la orientación de los jugadores. Se trata de lanzar con la mano un balón

sonoro (con cascabeles en su interior) para intentar marcar gol en la portería contraria, mientras el otro equipo intentará evitar el gol. Se irán alternando los roles de ataque y defensa.

Atletismo

Los orígenes del atletismo para ciegos se sitúan en Alemania a principios del siglo XX. Después, algunos militares con grandes lesiones ocurridas por su participación en la guerra fueron los que siguieron dando un buen empujón a esta iniciativa.

Esta modalidad se practica en más de 70 países, siempre organizada de acuerdo al reglamento de la Asociación Internacional de Deportes para Ciegos (IBSA) y se aplican las reglas de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), menos para las pruebas de Carreras de obstáculos, vallas y salto de pértiga.

De acuerdo a las reglas de la IAAF existen 3 categorías (según el grado de discapacidad que se tenga):

  • Atletas ciegos o casi ciegos.
  • Atletas con resto visual severo pero que no llegan a ser ciegos totales.
  • Atletas con bastante resto visual.

Como adaptaciones significativas en atletismo, en las carreras se emplea un guía que va unido al deportista por una cuerda, y en los lanzamientos (peso, disco y jabalina) se permite la orientación por voz.

Baloncesto

El baloncesto para ciegos se origina cuando el argentino Ricardo Jesús Molinari observa que un profesor daba pequeños golpes con un bastón sobre el suelo de madera, y un chico ciego que estaba practicando respondía a las órdenes del sonido.

Esta modalidad se caracteriza porque necesita un balón sonoro y un tablero sonoro.

Ciclismo

El ciclismo en tándem es muy similar en su esencia a la competición de los deportistas videntes. Prueba de ello es que en la actualidad el deporte de discapacitados ya esta organizado por la Unión Ciclista Internacional (UCI), siendo ésta la que lo regula y gestiona en cuanto a competiciones internacionales. Las pruebas disponibles son de carretera, contrarreloj y pista.

Esta modalidad deportiva requiere de dos adaptaciones básicas: la primera es del material (sustituyéndose la bicicleta normal por un tándem), y la segunda es la necesidad de un piloto (siendo el piloto el que conduce y el ciego el que ocupa la parte de atrás).

En el ciclismo en tándem hay una única categoría, que integra ciegos totales y ciegos parciales. Hace unos pocos años y gracias a un acuerdo entre la Federación de Deportes para Sordos (FEDS) y la RFEC, se han incluido deportistas sordos en el ciclismo nacional adaptado.

Natación

Además de representar una excelente opción para la mejora de la condición física en ciegos, indicar que la natación forma parte del movimiento Paralímpico desde sus comienzos en Roma 1960, en sus categorías S11 para ciegos, y S12 y 13 para deficientes visuales.

Es característico el uso de un bastón para indicar al nadador el momento del viraje. Además, recientemente Samsung ha desarrollado un gorro de natación para ciegos que vibra en el momento en que debe hacer el viraje, y además puede registrar datos de distancias, velocidades, ritmos, etc., acercando las nuevas tecnologías al deporte para personas con discapacidad.

Fútbol

Como en otras modalidades deportivas para ciegos, se subdividirá en categoría para ciegos totales y parciales, ambas jugadas en un campo de 40x20m (como el de fútbol sala).

Para ciegos parciales no se necesitan casi adaptaciones en el terreno de juego, pero sí se necesitarán colores contrastados entre el balón y el suelo, iluminación de la misma intensidad durante todo el partido, etc.

Para ciegos totales hará falta un balón sonoro (con cascabeles en su interior), gafas opacas (para igualar la ceguera de todos los participantes), vallas laterales (de 1m de altura) para que el balón no salga, que el portero sea vidente, un guía detrás de la portería para orientar, y los jugadores deben decir “voy” cuando actúen en el campo para evitar accidentes

Deportes de invierno

El esquí para ciegos se caracteriza por la utilización de un guía que va unos metros por delante del discapacitado, indicándole por dónde ir, cómo es la pista y si puede correr o debe frenar. Requiere de un gran trabajo de coordinación entre ambos.

Podemos encontrar en esta modalidad deportiva tres subgrupos: B1 (ciegos totales), B2 (muy baja visión, hasta 3’3% de agudeza visual), y B3 (de un 3’3% a un 10% de agudeza y/o campo visual).Otras modalidades deportivas adaptadas para ciegos son ajedrez, judo, vela, hípica, etc.

c) Deportes para discapacidades psíquicas

Las federaciones deportivas son las que apoyan la práctica de una serie de deportes (atletismo, natación, deportes de invierno, baloncesto, fútbol, fútbol sala, gimnasia rítmica, tenis de mesa, hípica, etc.) para personas con discapacidad intelectual. La FEDDI (Federación Española de Deportes para personas con Discapacidad Intelectual) viene promoviendo el deporte entre personas con diferentes capacidades desde 1993, dando la posibilidad de practicar ese deporte en función de las necesidades específicas del deportista, y dirigiendo sus esfuerzos más hacia la práctica deportiva que hacia la propia competición.

2.10.- Vivencia de situaciones que simulan la discapacidad

Como futuros formadores debemos conocer las sensaciones que experimentan las personas con discapacidad para, posteriormente, poder comprender sus posibilidades y dificultades a la hora de realizar una determinada actividad física, y no caer en el error de catalogar a las personas con discapacidad en función de sus limitaciones, sino en función de sus posibilidades y capacidades.

Para conseguir estas vivencias se pueden plantear interacciones deportivas y recreativas entre personas con y sin discapacidad. De esta forma, en las personas con discapacidad conseguiremos el objetivo de mejora de la autoestima, incremento de la aceptación social y mejora general de las actitudes. Y en las personas sin discapacidad conseguiremos mejorar las actitudes y expectativas hacia las personas con discapacidad al colocarlas en esa situación de restricción, ya que tendrán que enfrentarse a nuevos retos, que además les ayudarán a mejorar su bagaje motor por la novedad de la situación en la que se encuentran. Estas actitudes serán mejoradas en la medida que aumente el grado de experiencias en situaciones de discapacidad.

El planteamiento de estas situaciones de prácticas restrictivas que simulan la discapacidad suelen tener mejores resultados en el caso de hacerse con discapacidad física y sensorial visual, pues las adaptaciones para las mismas resultan más sencillas y es más rápida la implicación de la persona que participa en la actividad (sensibilización más fácil) respecto a otras actividades con discapacidades psíquicas o sensorial auditiva (lo que no quiere decir que se excluyan).

Algunas de las actividades que proponemos para estas interacciones podrían ser tenis y baloncesto en silla de ruedas, voleibol sentado, boccia, slalom, etc. Por otro lado, el mero hecho de plantear una desplazamiento por nuestro lugar de residencia simulando la discapacidad servirá como un buen acercamiento para comprender las dificultades a las que se enfrentan las personas con discapacidad en su vida cotidiana.

2.11.- Ejemplos de inclusión deportiva de personas con discapacidad en entornos normalizados

La relación que tienen las personas con discapacidad con el ámbito deportivo podrá ser entendida de diferentes maneras. Cuando se desarrolló el Plan Integral para la Actividad Física y el Deporte, en su apartado de Personas con Discapacidad, se concibieron dos formas básicas de entender la práctica deportiva:

  1. Práctica del deporte y de la actividad física en un grupo inclusivo, cuando las personas con discapacidad participan en las mismas actividades y condiciones que las personas sin discapacidad.
  2. Práctica del deporte y de la actividad física en un grupo específico, cuando las personas con discapacidad practican actividades físicas al margen de los grupos ordinarios.

Según Reina (2014) la aplicación de programas de actividad física y deporte para personas con discapacidad puede entenderse con diferentes niveles de inclusión:

Nivel 1.- Deporte adaptado específico (también denominado segregado): las personas con discapacidad llevan a cabo la práctica deportiva en grupos específicos de personas con discapacidad, aparte de los grupos normalizados. Se suele dar en actividades en las que hay que utilizar material específico según la discapacidad (ej: canaletas para boccia).

Nivel 2.- Deporte adaptado integrado (también denominada integración inversa): las personas sin discapacidad participan en una práctica deportiva adaptada, fomentándose un entorno común entre personas con y sin discapacidad. Tiene una aplicación muy útil para sensibilizar a la población general de las características de la actividad física adaptada. (ej: persona sin discapacidad que utiliza una silla de ruedas para jugar a baloncesto, persona sin discapacidad que utiliza unas gafas opacas para jugar a goalball).

Nivel 3.- Inclusión total o parcial de deporte adaptado y ordinario: personas con y sin discapacidad practican la misma actividad deportiva, adaptando ciertas reglas de la misma a las características de cada uno de los participantes (ej: partido de dobles de tenis, un jugador en silla de ruedas y otro no, al jugador de silla de ruedas se le permite la regla del doble bote, y al otro jugador la del bote sencillo).

Nivel 4.- Modificación de entornos ordinarios: se permite la modificación de la situación deportiva para que los deportistas con discapacidad disfruten de las mismas oportunidades, sin desventaja (ej: posibilidad de utilizar bandas laterales para ciegos en los lanzamientos de bolos).

Nivel 5.- Participación en entornos ordinarios: el deportista con discapacidad participa en una actividad dirigida en principio a deportistas normalizados, para lo cual podrá disponer de ayudas técnicas (ej: el atleta sudafricano Oscar Pistorius, que participó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 con prótesis). Este tipo de inclusión puede llevar a controversia, puesto que es difícil determinar hasta qué punto dichas ayudas técnicas pueden llegar a incrementar el rendimiento del deportista con discapacidad.

En este punto cabría comentar que siempre ha existido un debate acerca de la relación del movimiento Olímpico y Paralímpico. Es paradójico que si bien en sus orígenes el movimiento Paralímpico fue creado para dar opción a los deportistas con discapacidad a participar en pruebas de alto rendimiento deportivo, también es cierto que la participación en las mismas se hace de forma paralela al deporte normalizado, por lo que se puede cuestionar la idoneidad de este modelo deportivo de cara a la inclusión de los deportistas con discapacidad.

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