Bien venido a nuestra ruta Los Caminos Secretos del Agua. A través de estas balizas podrás seguir esta ruta y te mostraremos una serie de puntos singulares de nuestra geología kárstica.
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Autor: Francisco Martín Bernáldez.
INTRODUCCIÓN
La Cullalvera se desarrolla en la caliza urgoniana del macizo del Pando, adosado al Moro. Constituye una masa caliza uniforme y homogénea de considerable espesor (unos 600 m), de forma que constituye un macizo adecuado como para que las sucesivas caídas del nivel freático que se han producido a lo largo del tiempo queden reflejados en “pisos”, esto es, en redes horizontales de galerías superpuestos a distintas alturas.
Esta cavidad es el único gran colector conocido en el macizo y su surgencia prácticamente coincide con la actual boca de la cavidad. En el mismo macizo existen otras cavidades que si bien, no presentan gran desarrollo o constituyen pequeños abrigos. En este sentido, destacan Cuevamur, Covalanas, El Mirón, El Haza o Cueva Baranda, entre otras.
Esta cueva presenta una significativa particularidad. Prácticamente está constituida por un único río, donde los afluentes conocidos son escasos y generalmente de pequeño recorrido. La única excepción destacable son las galerías correspondientes a Torcas Humizas, única conexión desde el exterior por donde es posible realizar un recorrido en travesía en este sistema.
Todas estas cavidades están relacionadas de alguna forma entre sí y con la propia Cullalvera. A continuación se intenta explicar esta relación y las posibilidades que presentan de obtener nuevos descubrimientos.
2. LA CUEVA
La boca de la Cueva de Cullalvera se abre con un porche de 14×28 m, la galería principal alcanza secciones de 35×23 y 70×38 m. La denominada “Sala Dantesca” posee un volumen de 140x80x30 m (336000 m3).
El desarrollo es de 11.700 m según el Catálogo de Grandes Cuevas y Simas de España de C. Puch de 1998, y de 12.100 m en el Catálogo de Cantabria Subterránea de José León García de1997, aunque en años posteriores se han realizado nuevas exploraciones, al menos, por parte de la Asociación Espeleológica Ramaliega (AER) en la zona activa final y en la búsqueda de nuevas galerías fósiles. Fruto de estas exploraciones han arrojado 1300 m de nuevas galerías tras el sifón conocido hasta la fecha.
Tras la boca de entrada, se accede a una sucesión de galerías de muy grandes dimensiones que suman un total de unos 1100 m de longitud. Se trata de la Galería Principal, El Meandro, y la Galería de las Pozas. A unos 500 m de la entrada se alcanza el río activo en la zona llamada El Lago de Barro.
Dentro de este sector inicial puede incluirse La Sala Dantesca, una sala que se sitúa sobre el río activo que constituye un gran caos de bloques y donde se alcanza la cota más alta de la cavidad.
El siguiente kilómetro constituye el tramo intermedio de la cavidad. Se trata de un tramo menos ancho y con techo en general más bajo y que realiza un recorrido en agudo codo. Este tramo es el más concreccionado de la cavidad, con abundantes coladas estalagmíticas.
Por último, el tramo más profundo es una zona donde las galerías son sensiblemente de dimensiones más reducidas y laberínticas, según un trazado en enrejado y son notablemente activas. Aparece con muy pocos espeleotemas. Es en esta zona donde se localizan dos sifones, el clásico alcanzado en los años 60 del siglo pasado y a una distancia de unos 3500 m de la boca de la cueva, y el que actualmente constituye la punta de exploración, casi 1 Km más allá.
El desnivel total que figura en estos catálogos es de 205 y 160 m (C. Puch y J. León respectivamente). El desnivel obtenido por la AER es de 176 m.
A este sistema cárstico puede accederse también desde la Torca de Torcas Humizas cuya boca se sitúa a 285 m de altitud tras un descenso de 135 m.
3. EL MACIZO DEL PANDO
El macizo del pando puede considerarse una cuesta geomorfológica cuya superficie se encuentra degradada. Una cuesta geomorfológica es una ladera cuya pendiente está definida por la cara de los estratos que conforman un macizo rocoso. En el caso del Pando esto no es estrictamente así. Conforma una ladera que conforma una cuesta de pendiente más o menos continua de unos 10º de inclinación hacia el norte, mientras que los estratos de caliza tienen un buzamiento de unos 25º al norte y al noreste.
Su superficie está erosionada a lo largo de tres pequeños valles fósiles (Torcas Humizas), cuya zona más alta (Torca del Moro) separa el pico del Moro del Ilsa y su cabecera se sitúa en La Calera, al NO del Alto de Ubal. A lo largo de su recorrido, se han formado grandes dolinas. Estos valles están separados entre sí por cordales romas en las que destacan cerros redondeados.
Este macizo rocoso aparece muy fracturado. Queda limitado a norte y sur por fallas inversas de trazado muy curvilíneo con orientación este-oeste, mientras que por sus lados lo está por fallas norte-sur a NNO-SSE, coincidentes con las orientaciones del cantil del Haza por un lado, y por la del río Carranza por otro. Dentro de este perímetro, las direcciones de fracturación más abundantes y persistentes son la este-oeste y NNO-SSE. La red de diaclasado forma un cerrado enrejado con orientaciones N-S y E-O, siendo también muy frecuentes las orientaciones NE-SO en el entorno del Valle del Silencio.
La correspondencia entre las orientaciones de la estratificación y de la red de fracturación en el desarrollo de la cueva es muy clara.
Por el norte, queda limitada por la Falla de La Calera, cuyo curso puede seguirse dese prácticamente la misma boca de la cueva hasta el valle colgado de La Calera, en la Torca del Moro.
Así, en la Galería Principal y en la Galería de las Pozas, la cavidad se ha excavado al hilo de la estratificación y de la falla ONO-ESE de La Calera hasta alcanzar la Falla de Torcas Humizas. A partir de este punto, el resto de la cavidad el río ha excavado a “con buzamiento” los diferentes estratos aprovechando fracturas NNO-SSE (Galería de las Cúpulas), NE-SO, NO-SE y E-O.
Los cambios en la dirección de la cueva coinciden con intersecciones con fallas E-O, así, el curso de la Galería Principal queda interrumpido por una falla en la zona de la Sala Dantesca y prosigue con un rumbo NNO-SSE por la Galería de Las Cúpulas, tras realizar una especie de bucle en la Galería del Barco. En esta zona, recibe el aporte de la Galería Norte a favor de esta falla.
La intersección con la falla inversa del Pando da acceso a las Galerías GES. Se trata de una red en enrejado a favor de fracturas NE-SO y NO-SE hasta alcanzar el sifón de 1960. A partir de este sifón, las nuevas galerías José Miguel Moral son una nueva red en enrejado según direcciones NO-SE y E-O.
Por último, cabe considerar las propiedades mineralógicas de las rocas calizas que se disuelven. En el caso del macizo urgonianas, presentan altos contenidos en compuestos orgánicos o mineralizaciones de Pb-Zn (como en el caso del Moro) cuya oxidación provoca la formación de ácido sulfúrico, que vuelven más agresiva a la caliza al agua. Como producto de esta reacción química se forma yeso, que aparece corrientemente como cortezas adheridas a las paredes de los conductos.
4. FUNCIONAMIENTO HIDROLÓGICO
La boca principal actualmente funciona como trop-plein, esto es, sólo mana por ella al río en épocas de crecida. La surgencia actual la designamos en el AER como R117. Se trata de una pequeña dolina a cota 95 y muy próxima a la cueva, cuyo fondo permanece inundado. Cuando mana Cullalvera, esta dolina también lo hace.
El río subterráneo constituye una corriente de agua permanente. En la actualidad, recibe pocos aportes, bien desde pozos confluentes en el techo de la cavidad o desde aportes laterales, siendo más frecuentes éstos en el tramo final de la cavidad. El afluente más destacable es el de Torcas Humizas, única red de galerías por la que puede realizarse en la actualidad un recorrido en travesía. Únicamente presentan cierto desarrollo en el entorno del sifón de 1960. El ramal más importante avanza hacia el este hasta situarse prácticamente bajo El Pando.
Las exploraciones de la AER tras este sifón de 1960, han revelado 1300 m de nuevas galerías activas (Galerías de José Miguel Moral) formando una red de enrejado que se sitúa bajo el Valle del Silencio que captarían las aguas infiltradas en esta zona, hasta alcanzar un nuevo sifón a cota +59 respecto de la boca de la cueva.
También debe captar las aguas de origen pluvial infiltradas a lo largo del valle fósil central de Torcas Humizas. También debe recoger las aguas del valle fósil más occidental, donde se encuentra el sumidero de Cueva Baranda, aunque no se conocen galerías de aporte en estas direcciones.
Todas estas aguas pueden caracterizarse como autóctonas de la propia ladera del Pando y de lacara Norte del Macizo del Moro. Del perfil longitudinal de la cavidad podemos deducir que el río se sitúa sobre la superficie del nivel freático.
De dentro para fuera, la cavidad se organiza con una zona de captación, formada por las redes de galerías de José Miguel Moral y GES, captando aguas por debajo del Pando y Valle del Silencio, y una galería de transferencia, muy recta y sin aportes (Galería de Las Cúpulas) de marcado control estructural.
Sin embargo, el sifón de 2019 acerca la cavidad a unos 300 m al este de La Pared y a las pérdidas del río Calera, esto es, un posible aporte de tipo alóctono de aguas de composición silícea.
5. TUBOS FREATICOS
En el tramo inicial, el tubo freático original se puede seguir en el techo de la cavidad a una altura de unos 20 m, y son apreciables algunos meandros verticales (“loops”). El Meandro constituye una zona de galería relativamente baja con indicios de haber constituido un sifón. Una vez superada esta zona, la galería adquiere otra vez gran altura. La altura a la que se encuentra este tubo freático en la zona inicial de la cueva está asociada al Nivel de Erosión 100, en el Pleistoceno Superior (120.000-90.000 años), equivalente a terrazas altas.
En la Galería Norte y en la Galería del Barco se observa un nuevo tubo freático posiblemente desdoblado a una altura de unos 12 – 15 m respecto del suelo de la galería, pudiendo asimilarse al menos a los niveles de terraza T4 o T5 (47.000 a 5.500 años), ya que se localiza a una cota superior a la terraza T3 en el exterior. Su sección es más reducida que el tubo freático de la Galería principal.
Por último, en el sector profundo de la cavidad, se distingue un tubo freático aún no desconectado completamente del río, aunque con circulación de agua de tipo vadoso, y se asigna a los niveles de terraza T3 o T2 (5.500-2.700 años). Por último, el cauce actual del río se asimila al nivel de terraza T1 (2700-130 años).
Como referencia respecto los niveles de terraza, para los ríos Miera y Pas se citan las siguientes niveles (González Díaz et al, 2012).
En la figura adjunta se señalan los tubos freáticos detectados a lo largo del recorrido de la cavidad a partir de los perfiles transversales de la topografía de La Cullalvera de Montoriol-Pous et al (1966).
TIPOS MORFOLOGICOS EN CADA TRAMO DE LA CAVIDAD
Montoriol-Pous et al (1966), en su descripción de la Espeleogénesis e hidrología de Cullalvera, y en función de las diferencias morfológicas existentes entre los diferentes tramos en que dividen la cavidad, señalan la concurrencia de diferentes mecanismos espeleogenéticos e hidrológicos. Señalan los diferentes tipos morfológicos: glyptogénicos, clásticos y litogénicos.
Los primeros corresponden a formas de evolución fluvial, desde las freáticas (circulación a presión bajo el nivel freático) hasta las vadosas (circulación de agua a presión atmosférica sobre o por encima del nivel freático). Dentro de esta morfología incluyen los tramos correspondientes a la Galería Principal, El Meandro y la Galería de Las Pozas; la Galería Suspendida y las galerías laterales; y La Galería de Las Cúpulas y el Río Subterráneo.
Los segundos, clásticos, corresponden a colapsos y derrumbes. Dentro de esta morfología incluye a los tramos de La Gran Barrera; La Galería de Las Pozas, La Sala Dantesca; Salita de las Columnas y rampas convergentes.
Los últimos, los litogénicos, corresponden a la creación de formaciones cársticas. Esto es, coladas, estalactitas y estalagmitas, columnas y coladas.
La situación de cada uno de estos tipos morfológicos se ha representado sobre la topografía original de Montoriol-Pous et al (1966).
PISOS
Si bien no se describe una organización en “pisos” (galerías horizontales situadas a diferente cota) de la cueva, es posible que en el primer sector de la cavidad estén solapados.
La única zona desconectada del río es la Sala Dantesca. No ha podido determinarse con exactitud hasta la fecha una cota representativa para el techo o el suelo de esta sala a consecuencia de la magnitud del caos de bloques que se ha desarrollado en esta zona, existiendo indicios que sea el mismo que obstruye la galería en el Caos Final.
En esta zona pudo haber existido un piso situado a una altura de uso 40 m sobre el cauce del río y podría haber estado relacionada con la superficie de erosión 144 (Pleistoceno superior).
En la Galería principal se reconocen pequeños conductos asociados con morfología freática situados desde 5 hasta unos 15-20 m sobre el cauce del río. Son las galerías de los signos o de los claviformes ya que en estas aparecen signos rojos pintados. No pueden considerarse afluentes propiamente dichos, sino a pérdidas fósiles del cauce. Estas galerías estarían asociadas a los niveles de terraza T4 y T5, del cuaternario antiguo y podrían relacionarse con los tubos freáticos de la zona intermedia.
Ladera arriba, en el entorno cercano de la boca de La Cullalvera, se desconocen bocas de cuevas abandonadas que pudieran interpretarse como pertenecientes a este sistema, salvo el caso de Cueva Baranda, que se interpreta como sumidero y que encuentra relativamente cercana a la Sala Dantesca de Cullalvera.
8. EVOLUCION POSTERIOR DEL KARST
En el techo de la Galería Principal de La Cullalvera existen pendants. No son estalactitas. Se trata de gravas o fragmentos de tierra que han quedado adheridos al techo de la cavidad en un momento en que la cueva, a lo largo de su formación, estuvo rellenada de sedimentos.
En el caso de Cuevamur, El Mirón, Covalanas y en la Cueva del Haza, por ejemplo, se observa como estos sedimentos llegan a cegar por completo la galería, en ocasiones acompañados por coladas estalagmíticas.
La colmatación de la galería puede provocarse por acumulaciones de coluviones en la zona de la boca, o por haberse registrado etapas a lo largo de la evolución de la cueva con grandes aportes de sedimentos y abundantes caudales de agua. Posteriormente estos sedimentos pueden haber sido lavados y erosionados, quedando como testigos estos pendants, así como terrazas similares a las fluviales en el interior de la cavidad.
Para el caso de un taponamiento de la boca con coluviones, estos pueden haber sido eliminados posteriormente, no dejando rastro alguno en el interior de la cueva.
Si consideramos la segunda posibilidad, una o varias fases de aterramientos intensos, se produce la colmatación de la cueva aguas adentro, o la formación de terrazas y pendants, o fenómenos de paragéneis en zonas internas de la cueva, como es el caso de la Cullalvera.
El fenómeno de “paragénesis”, y ha sido descrito en Cueva Fresca (Delannoy y Morverand, 1989). A resultas de la colmatación o rellenado total de la sección de una cavidad, el río subterráneo que discurre por ella se ve obligado a hacerlo sobre este sedimento, pudiendo provocar que la cueva crezca “hacia arriba”, en vez de “hacia abajo”, que es lo más normal, y puede acarrear la erosión total o parcial del tubo freático original. Indicios de este fenómeno se han detectado en la Galería de Las Cúpulas sí como en el Ramal tras la Sima Fangosa, en el tramo profundo de La Cullalvera.
También podrían crearse pequeños conductos laterales, como las galerías colgadas de los signos, o El Atajo.
La zona drenada por la cavidad directamente por infiltración directa de agua pluvial es considerablemente reducida y de planta más o menos triangular. Ocupa desde la cordal Moro – Ilsa al sur, la falla de La Calera, y el cantil del Haza. Sus zonas principales de captación son el Valle del Silencio y los hoyos de Torcas Humizas. No existen vestigios de grandes glaciares que pudieran proporcionar un volumen de agua de fusión tan importante como para general galerías de la magnitud de la Galería Principal, ni el aterramiento para colmatarla. Es necesario, por lo tanto, recurrir a una corriente de agua alóctona, y la única a mano es la procedente del río Calera.
Este corriente fluvial presenta las ventajas adicionales de, por un lado, ser agua de tipo ácida, que ha discurrido desde su nacimiento por rocas de composición silícea, y cuyo valle cobijó, si no glaciares del porte de los que se emplazaron sobre el Alto Asón, si de numerosos neveros o circos de ladera cuya fusión proporcionó un volumen de sedimentos considerable, incluyendo grandes cantidades de arcillas procedentes de la meteorización de lutitas y margas, los principales constituyentes de la Formación Valmaseda. En la actualidad, estos circos aparecen fuertemente abarrancados y erosionados.
La posibilidad de la ocurrencia de una corriente de agua alóctona en la Cullalvera ya fue apuntada por Montoriol-Pous et al (1966), si bien, puntualizan que en la actualidad, estas aguas aflorarían en el río Carranza, donde existe en el Molinar una importante surgencia con fuerte corriente de aire.
En la Cullalvera, lo que más abunda es el barro. También se encuentran cantos rodados de caliza, arenisca y cuarcita. Estos dos últimos tipos de roca probarían la existencia de aportes de caudales de agua desde el Calera.
El macizo del Pando durante los periodos glaciares presentó un ambiente de tipo subglaciar, que implica fases donde las redes cársticas se amplían y diversifican (Frochoso 2016) y prolifera la formación de lapiaces cubiertos por la extensión de las zonas boscosas, así como la formación de espelotemas. La relación entre el crecimiento de espeleotemas en las cavidades con climas templados y húmedos ya ha sido establecida por Moreno et al (2013) o Stoll et al (2013).
La Cullalvera ha sufrido al menos un episodio de colmatación, que ha dejado como testigo pendants adheridos al techo de la Galería de entrada. Esta fase de colmatación puede corresponder a la fase fría de 11000-10000 BP (Dryas III), y por lo tanto, posterior al tubo freático de la Galería Norte y de la Galería del Barco, pero anterior al tubo freático de las galerías de las Cúpulas, GES y de José Miguel Moral.
No existen referencias a efectos en la zona de los periodos Dryas I y II, de 16.000 y 18.000 años de antigüedad y que podrían haber provocado también aterramientos significativos en la cavidad.
La cavidad pudo sufrir una segunda fase de aterramiento, no tan intensa como la primera, tras la denominada Neoglaciación (5700-2500 BP), periodo de tiempo coincidente con los niveles de terraza T3 y T2.
9. TAREAS PENDIENTES Y EXPECTATIVAS
Como ya se ha indicado, en la actualidad, el río de La Cullalvera aparece muy poco ramificado, debiendo existir más afluentes que los explorados hasta la actualidad.
En segundo lugar, quedarían pendientes de localizar y explorar galerías superiores que permitan determinar la relación entre esta cavidad y la vecina Cuevamur. Las zonas a priori más susceptibles de hallar estas galerías son las zonas de la Galería de las Pozas – Sala Dantesca, y la Galería del Barco.
De localizarse estas galerías, podría suponer un significativo incremento en el desarrollo topográfico de esta cavidad.
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